El diseño industrial tiene dos protagonistas: el diseñador y la empresa. Hay diferentes formas de contratos laborales conforme al tipo y a la identidad de la empresa, pero todas son específicas del Made in Italy. Para Caimi, que desde 1949, año de su fundación, se centró en el concepto de investigación y por consiguiente de protección de la invención, el papel del diseñador, siempre respetando su independencia creadora, está directamente vinculado a la constante innovación tecnológica y del proceso subyacentes a todo producto. De esta filosofía del diseño se desprende un método particular: el conocimiento y las soluciones originales se construyen juntos, paso a paso, con aceleraciones, replanteamientos, intuiciones y nuevos paradigmas. Tan sólo así se logra entablar una relación virtuosa y continua con cada diseñador, respetando el papel de cada uno. Hasta en el mismo sistema de productos de la empresa destaca la identidad y el reconocimiento general de la marca por una parte, y la individualidad de cada uno de los diseñadores involucrados por la otra.